Niña de Antequera – en el cielo

Barrus María Martínez (1920 – 28 de agosto de 1972) fue un cantante español de flamenco, conocido por el nombre artístico de La Niña de Antequera. Antequera nació en Antequera (Málaga), en el año 1920. Comenzó en Jaén a los doce años, pero se hizo popular a fines de la década de 1940 con el espectáculo Sol andaluz en el Teatro San Fernando de Sevilla. En 1952 recibió el premio Band of Stardom de la compañía Circus Price en Madrid, impuesto por Amalia Molina. En 1953 dirige el espectáculo Noche de coplas con Niño de la Huerta y La Niña de la Puebla. Su carrera artística es conocida en toda la geografía española, por numerosos espectáculos, incluidos los más destacados realizados en 1958, el Festival Nacional de Arte Andaluz, con Pepe Marchena, El Sevillano y Manuel Centeno; Y 1959 Mensaje andaluz y Dueña del cante, con El Sevillano; 1960 Coplas y falsetas, con Niño de la Huerta y El Rerre de los Palacios, 1961 Bajo el sol andaluz; 1962 Trono de Coplas con Enrique Montoya, y Retablo gitano, con Rafael Farina y Porrinas de Badajoz, y 1963 Glorias de Andalucía, 1964 Nombres selectos y Así es el cante, con Antonio Molina, y 1965 Solera de bronce y La verdad del cante, con Porrinas de Badajoz y 1966 Todos contra mí, con Juanito Valderrama; y 1967 Tablao flamenco y Andalucía canta, con El Sevillano, y 1969 Gran gala flamenca, con Antonio Molina, y los mejores del cante, con Porrinas de Badajoz, El Malagueño, Antonio Molina, Niña de la Puebla y con Pepe Soto. En su discografía para el sello Columbia, cantó fandangos, milongas, tanguillos, granaína y zambras; También se hizo popular cantando flamencados cuplés y fue llamada la voz dorada de Andalucía. Continúe sus grandes éxitos para todos los escenarios. El 28 de agosto de 1972 por un accidente de tráfico en su propia calle a la edad de 52 años y viviendo en la calle Feria de Sevilla, en la confluencia de la mencionada Calle Feria, en la esquina de la Resolana, el auto en el que conducía fue golpeado por un camión que inmediatamente causó la muerte, por extraño que parezca, el resto de sus compañeros del vehículo estaban intactos.



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